Enrique Gómez García
Secretariado Trinitario
40 euros
La actual crisis financiera no sólo manifiesta la insensibilidad de los mercados, sino que acentúa la inconsistencia de la política, la debilidad de lo social y la degradación de lo humano. Acertadamente Benedicto XVI exclamó que la cuestión social se ha convertido hoy en una cuestión antropológica y que, más que nunca, “el anhelo del cristiano es que toda la familia humana pueda invocar a Dios como Padre nuestro”.
Desde El Salvador, uno de tantos países olvidados, Jon Sobrino reivindica durante decenios este anhelo profético-utópico, sensible a las devastadoras consecuencias de la globalización neoliberal para la familia humana y consciente de la aportación evangélica para revertir las reinantes crisis de inhumanidad y desfraternización.
El presente estudio analiza la expresa preocupación antropológica y social del autor ante tal situación y desarrolla su propuesta de solución desde los gérmenes de humanidad y de fraternidad enunciados en el mensaje del Reino y patentes en la manera de vivir ya como resucitados en la historia, bajando de sus cruces a los aún crucificados.
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