Un monje de la Iglesia de Oriente
Narcea
11 euros
Las páginas de este libro quieren hacernos entender que el amor de Dios es un amor sin límites. Para ello, el autor hace hablar a Dios Padre que, en un estilo directo, explica al lector las características de su amor: "Podéis llamarme Dios, Dios mío, Señor, etc., incluso podéis dirigiros a mí como Belleza, Verdad, Luz o Fuerza, pero lo que más acerca mi corazón a vuestro lenguaje es que me llaméis Señor-amor o, simplemente, Amor. Yo soy el amor sin límites".
Ante este amor que nada puede parar, el orante intenta corresponder también con amor. El enemigo al que hay que vencer no es la muerte, sino la negación o la oposición a ese amor. El lector que entra en este diálogo amoroso llega a la conclusión optimista de que no hay amor semejante al amor de Dios, un amor que llega a todos y a cada uno individualmente, no importa que la persona lo desconozca o incluso que lo niegue. Dios ama con un amor incomparable, único, no mensurable, porque se ofrece a todos en su infinitud y porque su esencia es el amor.
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